Ciberleviatán
Acabo de terminar el libro Ciberleviatán, con buena crítica en diferentes medios españoles, su autor es el académico José María Lassalle, de bastante experiencia en el tema y un nutrido curriculum, incluso fue Secretario de Estado para la Sociedad de la Información y la Agenda Digital de España. Al libro, llegué prácticamente por casualidad, estaba buscando información para un artículo que estoy escribiendo para una revista. Ciberleviatán plantea de forma amena y muy provocadora un escenario muy desafiante para nuestra sociedad producto del desarrollo tecnológico y la denominada revolución digital que está en curso.
En su tesis Lassalle, nos dice básicamente que:
«La revolución digital está poniendo en jaque la Revolución Francesa, incluyendo la Democracia Liberal y la Revolución Industrial”.
El libro se pasea por diferentes temáticas (su índice): el tsunami de los datos, cuerpos en retirada, libertad asistida, algoritmo-ley sin ley, esperando a los robots, el Ciberleviatán en marcha y la sublevación liberal. En los cuales Lassalle muestra cómo la revolución digital no está impactando en diferentes dimensiones.
Algunos trozos seleccionados:
Su planteamiento es que a la fecha la institucionalidad ha sido incapaz de gestionar y menos aún regular la complejidad de la información que fluye en las redes en la actualidad, pasando por otros problemas tales como: masividad, ubicuicdad, y poco control sobre su uso.
Lo anterior muestra que nuestras arquitecturas institucionales actuales se vean totalmente sobre pasadas. Hoy vemos una fuerte sinergia entre datos y algoritmos que van camino a tomar roles para los cuales aún no estamos preparados, y más aún no existen regulaciones y mecanismos de control que permitan garantizar el buen desempeño de nuestras democracias.
Lassalle plantea que vamos camino a una dictadura digital, el Leviatán Digital o Ciberleviatan como lo llama, recordemos que Leviatán, representa a una bestia marina del Antiguo Testamento, a menudo asociada con Satanás.
Este Leviatán según Lassalle, aparece como una criatura que busca establecer un “tecnopoder” de las grandes corporaciones tecnológicas y que dominan el denominado capitalismo cognitivo, definido como las prácticas económicas sobre las producciones de conocimiento enmarcadas en el capitalismo globalizado de finales del siglo XX y principios del XXI.
Para evitar ese escenario, Lassalle plantea que la única respuesta, es una sublevación de carácter liberal, que busque establecer un acuerdo y marco normativo/regulatorio en la relación entre la técnica y la humanidad.
Hacia el final del libro plantea que:
«El liberalismo está en crisis. Y la democracia con él.
Ese movimiento de sublevación liberal, según Lassalle debiera iniciarse en Europa y buscar aliados fundamentalmente en América Latina.
Hay algunos juicios del libro que no comparto, pero si tiene razón en varios aspectos, y es por eso que hemos visto recientemente iniciativas europeas por ejemplo frente a los estándares éticos mínimos con los cuales debe desarrollarse la Inteligencia Artificial, la protección de la vida privada de las personas, uso de redes sociales para promover el odio y las denominadas fake news. Esto es, un acuerdo que subordine la tecnología a un nuevo humanismo basado en derechos digitales y propiedad sobre los datos y en una república digital global capaz de controlar la voluntad de poder de la técnica.
Para entender más los planteamientos de Lassalle, recomiendo ver esta entrevista:
Desde hace años que hemos visto una fuerte tensión entre los denominados tecno-optimistas, como Kevin Kelly y otros, y los tecno-pesimistas que ya tenía varios exponentes, a los cuales se suma Lassalle.
¿y dónde te ubicarías?
Para mi es incierto, la información que se genera y el cambio es tan rápido que es difícil hacer un pronostico. Sin embargo, mientras la tecnología no sea autopoietica (como lo es la vida biológica) dependerá de la humanidad para su existencia y crecimiento. La humanidad es limitada y al mismo tiempo tiene poco uso de su propia capacidad así que las alternativas están abiertas.
La humanidad durante la historia ha hecho tantas acciones individuales y colectivas distintas, aun con todas estas herramientas y capacidades nuevas, por lo que el futuro creo sigue siendo un misterio.
Muchas gracias por el comentario Matías, y estoy de acuerdo, en que hacer predicciones en este ámbito resultan por decir lo menos arriesgadas, pero en su libro Lassalle tiene un punto, respecto del impacto negativo que han tenido el uso de algunas tecnologías en procesos democráticos: Brexit, Trump y otros
En cierto modo si estamos perdiendo nuestra esencia, pero hay cambios necesarios que sin el apabullante avance de la tecnología, no serian posibles, por lo cual me declaro del lado de los tecno-optimistas.
Muchas gracias por tu comentario Marcos
Alejandro
Me declaro tecno-pesimista, debido a que lo he conversado en algunas ocasiones, por ejemplo en una oportunidad con Martin Hilbert conocido como el gurú del big data, y en esa ocasión concordamos con que al tener la inteligencia artificial la capacidad de tomar decisiones, siempre obtendrá la mejor alternativa desde el punto de vista lógico, pero donde quedan las variables que son parte de nuestra dimensión humana emocional, es ahí donde ya podemos encontrar el problema al manipular datos por ejemplo para incidir en la de elección ya sea para la compra de un producto o para elegir a un representante en una determinada elección. ¿Dónde esta la frontera entre lo ético y la ciencia?, por otra parte esto ya esta en nuestras vidas y debemos aprender a convivir con ello.