Modernización del Estado con una pata coja
Desde que me enteré de su existencia estuve esperando los resultados de su trabajo, me refiero al Consorcio para la Reforma del Estado, el cual llegó luego del trabajo de muchas personas e instituciones, de lo más vario pinto. Esta semana dieron a conocer las principales conclusiones de su trabajo; propuestas para transformar nuestro estado en uno de clase mundial al servicio de las personas, lo que es una promesa no menor y en la que están empeñados casi todos los países del mundo con mayor o menor nivel de éxito.
Hace unos días llegó a mis manos el resumen, ya que entiendo que en un mes más estará disponible el documento completo, me lo enviaron desde el centro de Gestión Pública de la Universidad de Chile, donde me ha tocado dictar charlas y clases. Me puse a leerlo en cuanto llegó a mi correo y aquí comparto mis primeras conclusiones, que creo no van a ser del agrado de algunos.
Parto por destacar el hecho que centros de pensamiento y universidades de diversas corrientes y sensibilidades (ojo con el eufemismo sensibilidades), hayan podido encontrar un espacio de acuerdo respecto de como modernizar el Estado Chileno, que tanta falta le hace. En segundo lugar me gustaría destacar algunas de su principales propuestas:
- Fusionar los ministerios vinculados a la Presidencia (SEGPRES y SEGEGOB) en un Oficina de la Presidencia
- Eliminar las provincias
- Aumentar los niveles de descentralización
- Establecer una agencia de evaluación de políticas públicas
- Redefinir funciones de Subsecretarios
y varias otras más que invito a leer en el documento resumen que adjunto – Un Estado de clase mundial al servicio de las personas.pdf
Pero como no todo es miel sobre hojuelas, creo que un documento cuyo norte es un Estado de clase mundial al servicio de las personas, no define el rol y no propone directrices para el uso de las Tecnologías de Información en ese estado moderno, es no entender del todo lo que es clase mundial.
Si observamos a cualquier Estado referente, y que forma parte de ese selecto grupo de los de clase mundial, algo que puedo decir tienen en común es un uso muy profundo y sofisticado de las tecnologías de información, esto se ve reflejado en el uso en diferentes ámbitos y para múltiples propósitos, algunos de los que puedo mencionar son: modelos de interoperabilidad e intercambio de datos, servicios electrónicos integrados, uso de TI para el acceso a información pública, Web 2.0 para interactuar con autoridades, uso de sistemas de gestión y servicios compartidos (share services) entre otros.
Siempre he pensado que una mirada comprensiva de la modernización del Estado debe necesariamente incluir: personal, institucionalidad, procesos, marco jurídico y tecnologías de información como los elementos centrales a mirar y modelar.
No me deja de sorprender, que en un resumen de 30 páginas y 109 párrafos no exista ninguna mención a las tecnologías de información, al parecer a estos expertos se les ha olvidado que iniciativas hoy tomadas como emblemáticas en modernización de nuestro estado, han sido basadas en usos muy profundos de tecnologías, me refiero a casos como Chilecompra y el SII. Algunos de estos expertos pensará que sin dichos uso de Tecnologías de Información esos servicios estarían en el sitial en el que se encuentran hoy?
Sólo espero que sea un olvido momentáneo, ya que sino sigue plenamente válido mi artículo de hace algún tiempo, que que causó algo de polémica y en el que describo la poca importancia que se le da a los temas tecnológicos en diversos espacios, entre otros el mundo académico y de los centros de pensamiento.
Totalmente de acuerdo con la crítica al informe. Buscando alguna explicación, como la parábola de Eddington del ictiólogo, creo que un estudio de este tipo realizado por «expertos» con un importante sesgo generacional y que normalmente consideran los temas tecnológicos como secundarios o desconectados de la vida diaria.
Por el contrario, hoy el email es el nuevo domicilio, los nicknames son los nuevos nombres, y la vida se escribe en 140 caracteres. No entender a la sociedad de la información, es no entender o no querer ver el mundo. Y los «computines», como Alejandro, más parecen tener el síndrome de Cassandra que otra cosa.
Saludos
Alejandro Fuentes de la Hoz
Gracias Alejandro por tu comentario, al parecer hay que seguir luchando, una persona que participó del grupo de trabjo me dijo que era por que se lo habían tomado los economistas el tema, no se si es así pero en todo caso pensé que mi reacción había sido destemplada, me puse a analizar documento de modernización del estado, de esas de clase mundial, y todas hacen mención relevante a las tecnologías de información como una pieza clave para modernizar el estado. Algún día aprenderemos
Saludos
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Alejandro Barros
Alejandro,
Coincido contigo en la opinión general acerca del trabajo del Consorcio para la Reforma del Estado (http://www.reformadelestado.cl), pero creo que hay un par de salvedades que vale la pena señalar.
En primer lugar, recordar que la modernización del Estado no pasa necesariamente por las TI. Estoy seguro que estarás de acuerdo conmigo en esto y que –en ese sentido– tal vez haya que esperar más de http://www.agendadigital.cl que del Consorcio en ese sentido. Hace diez años, cuando recién se daba forma a esta iniciativa (en torno al proyecto Chilecompra), me tocó ver de cerca el trabajo de Claudio Orrego integrando visiones en torno a una visión modernizadora del país y creo que tal vez es esta última institución más responsable de la cojera que mencionas que el recién formado Consorcio para la Reforma del Estado.
En segundo lugar me gustaría destacar el trabajo del Consorcio en el sentido de reunir visiones muy disímiles en torno a la creación de una visión común de País. Me tocó colaborar un poco con el trabajo de Claudio Seebach y me parece súper rescatable el sólo hecho de crear instancias como esta. Personalmente creo que uno de los trabajos más ejemplificadores del último tiempo en materia de políticas públicas es el de la Comisión Marcel (http://www.consejoreformaprevisional.cl) y me gusta imaginar que el futuro nuestro país tendrá nuevos casos como este para sentirse orgulloso. Si el trabajo de Consorcio para la Reforma del Estado significara un avance en esa dirección, creo que me sentiría más que satisfecho.
Y en tercer lugar, creo importante rescatar del trabajo del Consorcio para la Reforma del Estado el hecho de haber sido capaz de articular la colaboración de sus participantes a través de herramientas de trabajo colaborativo basados en web. Tal vez no sea un logro en sí mismo, pero si me parece un paso en la dirección correcta. Pese a la resistencia y falta de experiencia de los participantes en estas plataformas, el Consorcio para la Reforma del Estado se la jugó para que sus aportes y la discusión de cada tema tuviera un soporte basado en la web 2.0 y eso también me parece rescatable. Especialmente si pensamos que este es un trabajo que comienza y que aún puede ser mejorado.
Dicho esto, vuelvo a tu comentario respecto a la cojera. El informe es imperfecto. Incluso –en aquellas propuestas destacables– es perfectamente posible que esas ideas queden como simples declaraciones buenas intenciones y no lleguen a detallar la forma de articular su realización en el mundo real. Sin embargo, en este país tan acostumbrado a ver el vaso medio vacío y tan proclive a restarse de las iniciativas imperfectas, en lugar de mejorarlas; me gustaría aprovechar tu visión y experiencia para buscar una forma de contribuir a que este trabajo supere sus limitaciones y se proyecte. Tal vez es poco lo que tú o yo podemos hacer para darle más “piso” a este informe, pero no estamos solos 😉
Así que celebro el trabajo que te das estudiando este informe preliminar y compartiéndolo con nosotros. Cuenta conmigo en lo que se te ocurra hacer para hacer un aporte y sigue alimentando ese espíritu crítico y constructivo que necesitamos para avanzar.
Alejandro,
Coincido contigo en la opinión general acerca del trabajo del Consorcio para la Reforma del Estado (http://www.reformadelestado.cl), pero creo que hay un par de salvedades que vale la pena señalar.
En primer lugar, recordar que la modernización del Estado no pasa necesariamente por las TI. Estoy seguro que estarás de acuerdo conmigo en esto y que –en ese sentido– tal vez haya que esperar más de http://www.agendadigital.cl que del Consorcio en ese sentido. Hace diez años, cuando recién se daba forma a esta iniciativa (en torno al proyecto Chilecompra), me tocó ver de cerca el trabajo de Claudio Orrego integrando visiones en torno a una visión modernizadora del país y creo que tal vez es esta última institución más responsable de la cojera que mencionas que el recién formado Consorcio para la Reforma del Estado.
En segundo lugar me gustaría destacar el trabajo del Consorcio en el sentido de reunir visiones muy disímiles en torno a la creación de una visión común de País. Me tocó colaborar un poco con el trabajo de Claudio Seebach y me parece súper rescatable el sólo hecho de crear instancias como esta. Personalmente creo que uno de los trabajos más ejemplificadores del último tiempo en materia de políticas públicas es el de la Comisión Marcel (http://www.consejoreformaprevisional.cl) y me gusta imaginar que el futuro nuestro país tendrá nuevos casos como este para sentirse orgulloso. Si el trabajo de Consorcio para la Reforma del Estado significara un avance en esa dirección, creo que me sentiría más que satisfecho.
Y en tercer lugar, creo importante rescatar del trabajo del Consorcio para la Reforma del Estado el hecho de haber sido capaz de articular la colaboración de sus participantes a través de herramientas de trabajo colaborativo basados en web. Tal vez no sea un logro en sí mismo, pero si me parece un paso en la dirección correcta. Pese a la resistencia y falta de experiencia de los participantes en estas plataformas, el Consorcio para la Reforma del Estado se la jugó para que sus aportes y la discusión de cada tema tuviera un soporte basado en la web 2.0 y eso también me parece rescatable. Especialmente si pensamos que este es un trabajo que comienza y que aún puede ser mejorado.
Dicho esto, vuelvo a tu comentario respecto a la cojera. El informe es imperfecto. Incluso –en aquellas propuestas destacables– es perfectamente posible que esas ideas queden como simples declaraciones buenas intenciones y no lleguen a detallar la forma de articular su realización en el mundo real. Sin embargo, en este país tan acostumbrado a ver el vaso medio vacío y tan proclive a restarse de las iniciativas imperfectas, en lugar de mejorarlas; me gustaría aprovechar tu visión y experiencia para buscar una forma de contribuir a que este trabajo supere sus limitaciones y se proyecte. Tal vez es poco lo que tú o yo podemos hacer para darle más “piso” a este informe, pero no estamos solos 😉
Así que celebro el trabajo que te das estudiando este informe preliminar y compartiéndolo con nosotros. Cuenta conmigo en lo que se te ocurra hacer para hacer un aporte y sigue alimentando ese espíritu crítico y constructivo que necesitamos para avanzar.
Estimado Javier, te agradezco tu comentario, no quiero parecer chaquetero con mi comentarios del vaso 1/2 vacío. Lo primero que hice fue reconocer el esfuerzo y las iniciativas planteados que me parecen del todo acertadas.
Mi punto es otro, es que cuando se hace referencia a prácticas de clase mundial, lo que tienen en común es el uso profundo y sofisticado de TI para la gestión del estado y no sólo en términos de una herramienta como me lo han planteado algunos sino como un elemento habilitante, te adjunto algunos ejemplos que pueden servir para ilustrar:
solo por mencionar algunas …
Lo que lamento es la oportunidad perdida, los principales ejemplos de modernización del Estado en nuestro país, Chilecompra, SII, también tiene eso en común
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Alejandro Barros
Alejandro,
gracias por compartir el documento. Sin duda, para valorar los aportes que hace a la discusión amerita una lectura más detenida que la primera mirada que le dí hoy.
Concuerdo contigo. Para los que estamos en esta vereda del Estado (en la que la tecnología es un elemento habilitante fundamental en la relación con la ciudadanía) cualquier propuesta que no se haga cargo de esa dimensión la sentimos coja desde sus inicios. Y en mi caso la reflexión la hago desde la práctica cotidiana de BiblioRedes: cuando a un ciudadano que vive a orillas del Lago Budi o en el altiplano, en las poblaciones de escasos recursos de nuestras grandes ciudades, no se les facilita el acceso a un computador conectado a Internet en la biblioteca pública (o un telecentro), para poder acceder a prestaciones básicas del Estado, el concepto de «modernización del Estado» tiende a ser una entelequia. ¿Por qué? Porque el Estado seguirá siendo algo lejano, acceder a él en forma permanente seguirá teniendo el costo de la locomoción pública para llegar a la capital provincial, regional o a la cabecera comunal en los mejores casos.
Al igual que tú no soy de los que ven el vaso medio vacío (de hecho, somos de los que hemos trabajado todos estos años para que el vaso se pueda ver medio lleno), pero la respuesta de Javier da en el punto central cuando habla de las resistencias de quienes formaron este grupo para usar la tecnología en el trabajo interno de la comisión. Si en ese nivel no se ve como la tecnología ayuda a hacer más eficiente la gestión, difícilmente se podrá entender el impacto del uso inteligente de la tecnología para hacer del Estado chileno un cuerpo con mayor capacidad de acción ante sus ciudadanos y de Chile un país más integrado y desarrollado.
Hoy precisamente participé en una reunión en la que Claudio Orrego presentaba una nueva versión de la Feria Digital de Peñalolén. Sólo un dato: metiendo mucha tecnología y coordinando a las instituciones competentes, logró doblar este año la recaudación de permisos de circulación. Su ventaja competitiva: un trámite 100% digital. Algún alcalde menos visionario perdió algún que otro peso. Aquí operó la competencia. Quizá esa sea la clave: que al Estado de Chile le salga competencia (esto es una ironía y un oxímoron).
Parece, por tanto, que más que un asunto de cojera, el diagnóstico más acertado sería la ceguera.
Saludos.
Gracias Enzo por el comentario, como tu dices puede tratarse más de ceguera, pero como se hace para que vean, se pide un milagro??
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Alejandro Barros
Hola Alejandro,
excelente tu artículo, considero que siempre estás «sumando» y tus opiniones son muy sanas.
No es mi caso desde Argentina, pues considero que estamos muy lejos de llegar al compromiso y seriedad de Uds., con algunas políticas de Estado muy pobres en materia de Reforma y TIC´s, comparadas con los procesos y avances que vienen desarrollando en Chile.
Muy frecuentemente y cada vez más, destaco los esfuerzos de tu querido País en estos procesos tan difíciles de implementar y más aún de CONSENSUAR. En esta oportunidad no puedo mantenerme callado, por este mismo motivo publico en mi nuevo blog esto Una desilución en materia de Reforma de Estado, pero salvable?
Tranquilo Alejandro, ya son muchos los expertos que piensan como Vos y seguro que rápidamente resuelven con un buen tratamiento de FISIOTERAPIA la «pata coja», je je.
Un saludo desde Misiones, Argentina
Hola Alejandro. Creo que levantas aca un punto muy importante. En realidad, pareciera ser que las TIC brillan por su ausencia ahi donde debiesen estar mas presentes. Y en esto discrepo profundamente con Javier: con todo respeto, la modernizacion del Estado SI pasa necesariamente por las TIC.
En todo caso, nada que me sorprenda pues en estos temas soy un fanatico de la teoria del vaso medio vacio. Es la unica forma de poder llenarlo y no dormirse en los laureles. Creo que nos ha pasado ya varias veces esto de pensar que la pega ya estaba hecha sin entender que en TI, a lo mejor que puedes aspirar es a no estar demasiado atrasado para el proximo salto.
Y en este sentido, coincido con Enzo: es ceguera. En este informe, en las propuestas centrales de las campanas (BTW, buena intervencion tuya en el debate el otro dia) ,en las iniciativas de relanzamiento economico, en el mejoramiento de la gestion en salud, en educacion.
No se ve siquiera el vaso.
Saludos
F
Alejandro,
no creo en milagros, soy agnóstico ;-).
Te podría responder que a veces pienso que es un tema generacional. Mientras no cambie la generación que actualmente toma decisiones en política pública en Chile, la incorporación masiva de tecnología a la gestión del Estado pudiera no ser posible. Pero esta respuesta está a un paso de ponerme en la categoría de troll, además de existir múltiples ejemplos en el sector público chileno que la desmienten.
Pero queda muchas veces esa sensación: la convicción de que tenemos una clase política anclada mayoritariamente en la sociedad industrial y equipos profesionales al interior del Estado que aún comprendiendo que estamos en la transición hacia la sociedad informacional (me gusta más el concepto de Castells que el tradicional sociedad de la información), no tienen la capacidad de imponer esa mirada en la agenda política. El desarrollo digital de Chile sigue siendo un tema de «geeks», podríamos decir.
Recuerdo el taller sobre organizaciones IT savvy que Peter Weill dió hace poco en Chile. Su frase del comienzo fue clara: con 5 millones de usuarios en Facebook, todo Chile debe prepararse para la demanda de servicios vía web que se ve en el horizonte. El habló de la burbuja para referirse a esa demanda en camino. Yo prefiero la imagen del tsunami. ¿Estamos en el Estado de Chile preparados?
Por cierto, que bueno ver a Florencio por estos lados.
Saludos.
Totalmente de acuerdo con Florencio, toda vez que la cuestión ni siquiera es la tecnología misma sino la tecnología como medio para la gestión de información.
El Estado es como un ser vivo, todas sus acciones e interacciones con la comunidad pasan por el movimiento de información, como en el caso de cualquier entidad biológica.
Desde el mundo privado y desde una óptica política neoliberal se suele acusar al Estado de lento, caro, poco efectivo, poco eficiente, etc. y con ese argumento se fomenta la privatización, pero el Estado no es lento por se, lo lento es su actual cerebro predominantemente de papel.
Necesitamos que toda esa información fluya por canales más rápidos y baratos, para que la acción del Estado sea más ágil y de menor costo.