Segundas derivadas de la Contratación Pública
Hace unos días me tocó exponer en el VII Congreso de Compras Gubernamentales, desarrollado en Santo Domingo, República Dominicana, lugar maravilloso dicho sea de paso, el congreso se llevó a acabo entre el 18 y 20 de octubre, organizado por la Red Interamericana de Compras Gubernamentales – RICG, el Banco Interamericano de Desarrollo – BID, la Organización de Estado Americanos – OEA, la Agencia de Cooperación Canadiense – IDRC y obviamente la Dirección Nacional de Contrataciones Públicas de República Dominicana, congreso muy bien organizado por los anfitriones y que deja en evidencia los grandes avances de la región en contratación pública en los últimos años, lo digo por que hace ya varios años que no asistía a uno de estos congresos. Una discusión subyacente en todo el congreso y que de alguna u otra forma aparecía en las presentaciones de casi todos los países de la región, es respecto del rol que debe jugar el Estado respecto de las compras públicas, me refiero al rol apalancador que pueden tener en otras políticas públicas.
Prácticamente todos los países cuentan con iniciativas en compras públicas electrónicas – eGP, con mayor o menor nivel de evolución, desde incipientes plataformas hasta sistemas bastante sofisticados y con ya algunos años de operación y decenas sino centenas de miles de operaciones. Pero más allá del aporte que hacen este tipo de plataformas a mejorar la gestión del estado, en términos de eficiencia y de la transparencia de la misma, lo cual ya es una realidad en muchos países, tanto desde el punto de vista del ahorro que le producen al estado como del aumento de los niveles de accountability y transparencia de los procesos de adquisiciones de los órganos del estado.
Existe una segunda derivada del tema, me refiero a ir más allá que que a sólo mejorar la eficiencia y transparencia del Estado, que por cierto son muy relevantes. La contratación pública tiene un alto impacto en las economías de los países, la OCDE ha estimado que para sus países miembros la contratación pública representa cerca del 20% del PIB y para los países no miembros de esa organización representa aproximadamente 15%. Por otra parte la madurez de la contratación pública se ha transformado en un buen termómetro de la calidad de la gestión pública. En la región algunas de la cifras del impacto de la contratación, son:
Dada la envergadura del mercado de contratación pública, la pregunta fundamental es:
¿Se debe utilizar la contratación pública para la promoción de otras políticas públicas?
El mercado de la contratación pública es de tal tamaño que este afecta diferentes áreas, en particular políticas asociadas a:
- Inclusión social,
- Promoción de la pequeña y mediana empresa,
- Medio Ambiente y
- Política Industrial entre otras
En esta materia se aprecian importantes diferencias, Chile por un lado con políticas neutras en el tema PyME, al parecer nos pesa el pasado en materias de incentivos explícitos, pero muy fuerte en el tema compras sustentables, participando incluso de un piloto con PNUMA Programa de la Naciones Unidas para el Medio Ambiente y por otro lado Brasil que tiene en su mercado de contratación pública una herramienta muy poderosa de promoción de las pequeñas y medianas empresas y que la ejerce de forma activa y permanente.
En la medida que maduran los procesos de instalación de sistemas de contratación pública aparecen estas nuevas aristas sobre las cuales los estados deben definir una posición, ya no se trata sólo de comprar mejor en términos de eficiencia y transparencia.